BOXEO ARGENTINO

Licencia para matar… o para suicidarse

Para los amantes del boxeo y buena parte de la prensa especializada, todo lo que “el Chino” Maidana haga estará bien. Aun cuando cometa un error detrás de otro.

Una pistola semiautomática Colt 1911 y un whisky importado. Una montaña de dólares. La tumba del narcotraficante Pablo Escobar. Abrazado a Jhon Jairo “Popeye” Velásquez, sicario del Cartel de Medellín. El mal gusto para tomarse fotografías y publicarlas en redes sociales no es nuevo en Marcos Maidana. Lo novedoso es que, ahora, no tiene a su lado a alguien que le advierta cuándo traspasó un límite, y cómo hacer para subsanarlo.

“El Chino” goza del riesgoso privilegio que ostentan los poderosos: la impunidad. Una encuesta realizada en Instagram por A LA VERA DEL RING consultó si gustaba o molestaba que subiera fotos posando con armas y dólares: el 66% dijo estar de acuerdo y sólo el 34% confesó su disconformidad.

En la tumba de Pablo Emilio Escobar.

La autenticidad, la simpleza y, por sobre todas las cosas, la guapeza sobre el ring, fueron algunos de los motivos por los que se convirtió en el último ídolo del boxeo argentino. Con sus puños como única (y letal) arma, logró enamorar al público sin la verborragia –ni el talento- de “Maravilla” Martínez, el otro fenómeno que dio el pugilismo nacional en los últimos años y al que, después de haber sido admirado por todo un país, cuando sufrió el traspié con Cotto comenzaron a contarle los defectos que antes le escondían. Así, los amantes del boxeo le tomaron a Maidana tanto cariño que hoy no le cuestionan nada: ni sus incontables contradicciones, ni si será capaz de volver al primer nivel del deporte después de cinco años, en categoría mediano, con casi 100 kilos y sin un equipo consolidado.

Emulando a Mayweather, con una montaña de dólares.

Peleado con Gustavo Martín Gómez “Pileta” Maidana, primo y confidente del “Chino”, Sebastián Contursi dejó de ser el asesor del excampeón mundial superligero y wélter, y se transformó en una ausencia de peso que, en estas horas en que anunció su vuelta al ring, se nota demasiado. Fue él quien, en apenas cuatro años, diagramó buena parte del plan que terminó con el santafesino como figura internacional y con un presente económico próspero. El celoso cuidado por su imagen, por la comunicación –publicando en redes sociales en castellano y en inglés; siguiendo con lupa lo que se decía sobre él en los medios, etc.- y, por supuesto, por las bolsas de cada una de las peleas, fueron batallas que el experiodista y dirigente de la AMB supo protagonizar y que, ahora, no está claro quién librará. ¿Será “Pileta” su nuevo manager? ¿Le encomendará esa tarea al plantel que trabaja en su recientemente estrenada promotora, que viene de organizar un evento en Mar del Plata en el que su hermano Fabián llegó en malas condiciones a la balanza y perdió el invicto contra un ignoto rival? ¿Apostará a Alex Ariza, el preparador físico colombiano que fue marginado de su equipo acusado de extorsionar al propio Maidana en la primera pelea contra Mayweather, y quien en la revancha con “The Money” trabajó para el estadounidense?

Abrazado a “Popeye”, jefe de sicarios de Pablo Escobar.

“Lo único que falta es que termine peleando para Margossian”, me desafía alguien muy cercano a su entorno, en referencia al manager que fue hallado culpable por falsificar firmas, adulterar contratos y cobrar dinero en nombre del “Chino”. “Bueno, ¡tampoco está loco, che!”, le retruco, seguro de estar escuchando una ironía. “La verdad, no me sorprendería”, cierra fulminante.

Exhibiendo dos ametralladoras UZI.

No sólo fanáticos, sino buena parte de la prensa adicta le firma a Maidana un cheque en blanco. No importa lo que haga ni bajo qué circunstancias. Todo estará bien, a menos que su aventura termine con una dura derrota, y entonces salgan corriendo a firmar la tragedia con el diario del lunes. Son los mismos que aseguraron –sin ver un examen médico, sin seguir de cerca su preparación y obedeciendo al mensaje oficial de sus manejadores- que “Maravilla” no llegaba lesionado contra Cotto, o que Matthysse estaba en su mejor momento cuando se enfrentó a Pacquiao. Maidana tiene, hoy, licencia para matar… o para suicidarse.

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