Con dos pinceladas, Gervonta Davis confirmó su jerarquía ante Ryan García y lo noqueó en el 7º round, en la pelea del sábado, en el T-Mobile Arena de Las Vegas.
“Tank” lo tiró por primera vez en el 2º con un cross zurdo espectacular: se agachó y esquivó así un cruzado de izquierda, y lo tomó de contra mientras “King” avanzaba confiado porque, en esas vueltas iniciales, se había adueñado del centro del ring y había conectado unos cuantos envíos sólidos.
Recuperado de esa caída, García entendió que su rival pegaba de verdad. Entonces, decidió ser más cauto a la hora de ir a buscar a su oponente, pero sin dejar de tomar la iniciativa.
Davis, en tanto, siguió con su plan prudente e inteligente de, con las manos arriba, lanzar cuando fuera productivo. Y, a partir del 4º, empezó a disputar el dominio del cuadrilátero: caminó menos hacia los costados, se plantó, ganó el duelo de jabs y combinó mucho al cuerpo.
Después de un 6º parcial en el que había vuelto a acertar manos duras, en el 7º García fue hacia adelante e insistió con el choque en la corta distancia. En un cruce en el que lanzó un cross de izquierda, Davis le devolvió una zurda cortita, casi invisible, a la zona hepática que, con efecto tardío, obligó al boxeador de Golden Boy Promotions a apoyar rodilla en tierra. García, visiblemente lastimado y consciente de que ya no tenía cómo revertir las acciones, decidió no ponerse de pie.
La diferencia de experiencia fue crucial. Davis leyó siempre bien la pelea y entendió a la perfección cuándo debía pegar y cuándo debía protegerse. García, en cambio, interpretó mal esas acciones en ofensiva y se equivocó defensivamente casi como un principiante: en más de una ocasión, se protegió cerrando la guardia y mirando hacia el piso. “Tank” ratificó así que es uno de los mejores boxeadores kilo por kilo y que, para ganarle, hay que hacer mucho más que golpear duro.
FOTO: Esther Lin/SHOWTIME.
