La FAB eliminó el medio punto y confeccionó otro reglamento sin avisar ni consensuar, desaprovechando conquistas que convertían a nuestro país en un polo de avanzada en la materia, más evolucionado que el resto.
Por GUSTAVO NIGRELLI (especial para A LA VERA DEL RING)
Entre gallos y medianoche, de un día para el otro y sin decir “agua va”, la FAB redactó un nuevo reglamento, y entre otras modificaciones, eliminó el medio punto, una de las mejores reglas que tenía, pues lo diferenciaba en una escala mucho más fina y justa de los demás organismos internacionales.
Fue en la reunión de Consejo Directivo del 21 del corriente, propulsado por tres personas: el presidente de la Comisión de Boxeo Profesional, Roberto Rilo, el actual conductor presidencial de la entidad, Jorge Molina –a quien le tocó hacerse cargo en un momento de acefalía tras la muerte de Osvaldo Bisbal-, y por quien está signado a ser el próximo candidato a presidente FAB –según se comenta-, el Dr. Luis Doffi.
Pensar que Bisbal, para lanzar el último reglamento de 2001 -que le llevó 5 años-, previamente fue repartiendo fotocopias a los principales referentes de la dirigencia boxística, de las Federaciones Provinciales y hasta de los periodistas especializados, para que lo leyeran y hagan sus correcciones y sugerencias, que luego él tomaría o no tras debatirlo. Y lo anunció varios meses antes de la fecha de lanzamiento.
Más luego hizo una conferencia de prensa; repartió a todas las Comisiones Municipales y Federaciones el reglamento en papel, en CD y en disquete; formó Comisiones para que viajaran al interior a propagar, difundir, explicar y velar para que se apliquen todos los cambios. Aun así, pasados varios años muchos jueces seguían poniendo rounds 10 x 10, o no usaban el medio punto, por desconocimiento.
¿Qué se puede esperar ahora que casi ni se anunció, y se descubrió de casualidad buceando por redes sociales? No era la manera, además del contenido polémico de los cambios, y la marcha atrás con el medio punto.
Algo que llevó años pensar y definir, que dio la posibilidad de salir del 10 x 10 en rounds parejos, y de distinguir en mayor o menor escala unos de otros, hoy, por incapacidad, por falta de análisis, por soberbia o por mediocridad se echó por tierra de un plumazo, sin explicación ni debate alguno. ¿O cuál es el fundamento concreto como para desechar así una regla tan necesaria?
Créanlo; uno de los argumentos esgrimidos por lo bajo era que dificultaba la suma en las tarjetas. Créase. Otro, el “oficial”, más ridículo aún, esgrime una obviedad tan inexplicable que carece de efecto: “La Comisión de Boxeo Profesional detalló a través de su presidente Roberto Rilo, que los objetivos son por un lado aggiornar la letra del reglamento a la realidad boxística argentina y a la normativa vigente a nivel internacional”.
No cierra como argumento. Es por imitación, no por análisis: “como no existe en el resto del mundo, lo sacamos”. Antes tampoco existía, ¿recién se dieron cuenta?
Una cosa es aggiornar una nomenclatura –como se hizo con el abandono, que se convirtió en un caso más de KOT- y otra la aplicación de una regla más justa en algo tan delicado como un fallo. ¿Qué molestia había?
Pero lo peor es que ahora hay sólo tres opciones para calificar un round, y no seis como antes, porque el piso sigue siendo 7, mientras que en el resto del mundo es 6, por lo que al menos manejan 4 escalas.
Nosotros ahora sólo tenemos 10 x 9, 10 x 8, o 10 x 7, sin los intermedios. Con el medio punto había el doble de opciones, o sea que perdimos la mitad.
Pasamos a igualar un round donde no pasa nada con otro donde hay 10 golpes de diferencia, ya que sigue rigiendo la prohibición de poner 10 x 10. Hay quienes prefieren volver al 10 x 10 para aquellos rounds muy parejos, o sin acción, suponiendo que son los menos durante una pelea. Error. La realidad indica otra cosa más de lo que se cree -a veces todo el combate-, por lo que de ser coherentes, volveríamos a ridículos fallos de 100-99.
Pero además sobran los casos en que una medida intermedia calza mejor, desde el talle de una prenda o zapato, hasta la evaluación de un examen, donde no es lo mismo responder una pregunta bien, regular, o mal -o directamente no responderla-. Ocho preguntas bien y otra más o menos es un 8,5, no es ni un 8 ni un 9. Entre un 0 y un 1 hay vida, como mínimo un 0,5.
En la FAB, sin embargo, nunca lo entendieron mucho los dirigentes de base, e incluso el 99 % nunca supo que además del 9,5 existía el 8,5 y el 7,5. A tal punto que no lo enseñaban en el curso de árbitro/juez, pese a que estaba expresamente escrito en el reglamento -que evidentemente no leyeron-.
Por ende, jamás lo aplicaron. En 20 años de medio punto jamás nadie usó el 8,5 y el 7,5, pese a que hubo muchas situaciones que lo ameritaban, y si alguno lo hizo, sobran los dedos de una mano.
Hay quienes esgrimen que con el medio punto se pueden “muñequear” mejor los fallos, como si en el exterior, con las reglas internacionales vigentes no lo hicieran. Lo hacen peor, porque “afanan” de a 1 en vez de a medio y las tarjetas a veces son escandalosas.
En síntesis, una medida lamentable, que marca un retroceso irrecuperable en plena acefalía dirigencial. Y expone una impericia e ineptitud comparable a lo que pasa tanto en el país como en varias instituciones deportivas o gubernamentales. La pandemia no fue sólo de Coronavirus, fue también de idoneidad y capacidad en todo sentido.
Y van por la cuenta de protección de pie y la regla de las tres caídas, con argumentos más absurdos aún, que los sostienen sólo porque no los discuten, en otra muestra de mediocridad.
También se retocó el boxeo femenino, con algunas medidas en este caso buenas, aunque con argumentos inexactos que sería ocioso explicar. Lo que puede resaltarse de lo esgrimido es lo siguiente: “Hace 22 años, cuando el boxeo femenino era una novedad, se colocaron varias limitaciones que en los tiempos que corren pueden ser discriminatorias para la mujer”.
No fue así, ya que muchas de esas “limitaciones” fueron resoluciones obligadas que aparecieron más de 10 años después, dado el abuso de que cualquier mujer peleaba por un título mundial con dos peleas.
Por lo demás, se confunde discriminar con proteger. Si la cosa pasara por la discriminación, entonces que se habiliten los combates mixtos. No hay peor discriminación que ésa, que una mujer no pueda pelear contra un hombre sólo por ser mujer.
¿O por qué no se habla del boxeo transgénero? ¿Bajo qué reglamento debiera pelear un transgénero, el masculino o el femenino? Y ya que estamos, si somos tan abiertos y velamos por la no discriminación ¿por qué no se permite el boxeo infantil, en vez de hacerlo sin contacto?
El boxeo argentino se desbarrancó en poco tiempo desde que se fue El Flaco. Se habrá visto que de pronto hay varios viernes sin boxeo, y muchos otros findes vienen peleas con argentinos desde afuera.
Una de las razones -al parecer- es que TyC Sports sancionó a la FAB quitándole fechas por los disturbios de los Camioneros en Luis Guillón, donde arrojaron bengalas en un recinto cerrado como ése, en ocasión de la pelea entre Tamara Demarco y La Indiecita López, haciéndole perder entre otras cosas bastante dinero.
Una sumatoria de calamidades que en otras épocas no sucedían, o eran impensadas, y no se está preparado para afrontar. Las cenizas de Bisbal conducirían mejor estos tiempos de acefalía; no de personas ni cargos, sino de ideas.