Fernando Martínez hará este sábado, en el hotel The Cosmopolitan de Las Vegas, la pelea más importante de su vida. “El Puma” intentará darle a la Argentina su segundo campeón mundial de boxeo –en la actualidad, Brian Castaño es el único rey ecuménico vigente que tiene el país-, cuando se enfrente al filipino Jerwin Ancajas, por el título supermosca de la FIB.
El combate será televisado, en vivo, por ESPN 2 y Star+, desde la medianoche.
El bonaerense, de 30 años, olímpico en Río 2016, es un peleador agresivo, de roce, que busca siempre el intercambio y que, en ese plan, por momentos se desordena: como de a ratos prescinde del jab y avanza directamente con golpes curvos, para causar daño, otorga lógicas ventajas defensivas. El pupilo de Rodrigo Calabrese es veloz, potente y trabaja mucho el gancho a la zona hepática.
El tagalo, también de 30 calendarios, es un zurdo de pegada respetable y buena capacidad de asimilación al castigo. El dirigido por Joven Jiménez es frontal como Martínez (13-0, 8 KO) y, cuando se trenza en el infighting, apuesta a su poder y subestima lo que le viene.
Por los estilos de ambos, porque ninguno rehúye a la pelea franca, se espera que sea un combate vibrante. Las nueve defensas exitosas y los casi seis años de reinado –capturó la corona en septiembre de 2016, cuando venció por puntos al puertorriqueño McJoe Arroyo-, convierten al asiático en favorito. Asimismo, pese a que no tiene grandes nombres en su historial, Ancajas (33-1-2, 22 KO) vivió batallas que Martínez, sin ser un inexperto –además de su récord profesional, hizo 16 peleas en el pugilismo rentado de IBA-, aún no protagonizó. No obstante, “el Puma”, que hará su debut absoluto en Estados Unidos, tiene los recursos necesarios para dar la sorpresa y confirmar que su condición de invicto y su extensa trayectoria amateur con la selección nacional no son en vano.
Por el cinto de Salazar
Otro argentino fue campeón ya del cinturón supermosca de la FIB. El chaqueño Carlos Salazar se ciñó el cinto en octubre de 1995, ocasión en la que se lo arrebató al colombiano Harold Grey, en Mar del Plata. Un año más tarde, en Cartagena, el cafetero se vengó y recuperó el título. Luego, Salazar fue campeón mundial mosca de la OMB.
