BOXEO ARGENTINO

Tras pelear en Nigeria, Montesino contrajo malaria y pelea por su vida

A veces, el hambre de olla puede más que el hambre de gloria, y la necesidad termina siendo impiadosa. Por momentos, la urgencia económica se antepone al armado de una carrera boxística y el precio por acuñar un puñado de dólares acaba siendo la salud del atleta. Algo así le ocurrió a Matías Montesino, quien luego de combatir el domingo 27 de diciembre en Ibadán, Nigeria, contrajo malaria y hoy pelea por algo que no tiene valor de mercado: su vida.

El boxeador trelewense disputó el título superpluma vacante de la ignota Federación Mundial de Boxeo (WBF, por su sigla en inglés; un organismo menor y no reconocido por la Federación Argentina de Box) contra el nigeriano Ridwan Oyekola, y perdió en fallo unánime luego de 10 rounds. Sobre el ring montado en el Ilaji Hotel & Sport Resort, Montesino (7-3-1, 6 KO / 58,967 kg.), de 23 años, estuvo a la altura del compromiso: aunque producto de un cross zurdo que lo tomó retrocediendo se fue a la lona en el 2° round, le dio batalla a un recio Oyekola (7-1-1, 5 KO / 58,740 kg.) pero no le alcanzó y cayó en las tarjetas (97-92, 98-91 y 98-91).

Donde él y Raúl “el Pelado” Montesino, su papá y entrenador, recibieron una paliza fue debajo del cuadrilátero. Porque durante esa travesía por el África ambos contrajeron malaria (o paludismo), una enfermedad causada por parásitos que se transmite por la picadura de mosquitos, y permanecen internados en la Clínica San Miguel de Trelew desde el viernes 15 de enero. La cantidad de días transcurridos entre la pelea y las internaciones se explica porque los síntomas (fiebre, dolor de cabeza y escalofríos, entre las primeras sintomatologías) del enfermo de malaria suelen aparecer entre 10 y 15 días posteriores a la picadura del mosquito infectivo.

Matías, con su vida en peligro; “el Pelado”, próximo a pasar a sala común
De acuerdo al último parte médico, los estados de salud de padre e hijo son bien diferentes. Raúl ya está lúcido, comenzó a comer, casi no tiene parásitos en los glóbulos rojos y normalizó las plaquetas. Su familia es optimista y agrega que en pocos días podría pasar a sala común.

Matías, en cambio, continúa muy grave. Si bien mostró una leve mejoría de ayer a hoy, está peleando por su vida contra una enfermedad que, según dijeron los facultativos en el último parte, tiene una tasa de mortalidad cercana al 80 por ciento. El joven peleador está con insuficiencia cardíaca, en coma inducido, con respirador y con diálisis porque no puede orinar.

“Sigue con pronóstico reservado. Dentro de la gravedad está mejor, pero lucha por su vida. El paludismo tiene alrededor de un 80 por ciento de mortalidad, pero a él le juega a favor que es joven, sano y fuerte. No se ven parásitos en los glóbulos rojos y, aunque están bajas, mejoraron parcialmente las plaquetas: tiene entre 55 y 60 mil, cuando lo normal son 140 mil pero arriba de 50 mil ya es menos riesgoso que tenga sangrados”, indicó el parte.

¿Y los responsables?
A diferencia de un sinnúmero de boxeadores argentinos que, sobre todo en épocas de coronavirus, viajan sin el permiso que exige la FAB para presentarse en el exterior, Montesino sí solicitó el aval de la Federación. Patricio Retondaro fue el agente internacional que negoció y acordó un combate que, según fuentes cercanas a la entidad con sede en Castro Barros 75 que tuvieron oportunidad de ver el contrato, tuvo una paga “insultante”. “Entiendo que le deben haber pagado algo más en negro, pero lo que decían los papeles era insultante, la cifra más baja que vi en mis años en la FAB”, le aseguró una fuente a A LA VERA DEL RING. A pesar de que no explicitó el monto, Retondaro habló con este medio y dio su explicación sobre la bolsa. “Era poca (plata) porque la pelea era en África, y por cuestiones obvias no se cobra lo mismo que en Europa o Estados Unidos. Yo se lo expliqué al padre y estuvo de acuerdo”, dijo el agente.

Ni Retondaro ni la FAB -según Mayra, la hermana de Matías, hasta ahora nadie de la Federación se comunicó con ellos- pagarán los costos de la internación de los Montesino: lo hará la Municipalidad local, que durante todo el mes de diciembre se encargó de difundir la pelea y, en uno de sus comunicados, hasta resaltó los protocolos sanitarios que se llevarían adelante por el Covid-19.

De todos los que resultaron beneficiados por esta pelea –Retondaro, que cobró su porcentaje de la bolsa; el Gobierno municipal, que la “vendió” como un ejemplo de exitosa gestión deportiva-, habrá que ver si irrumpe algún responsable por las medidas de prevención que fallaron o que no se tomaron. Y es que, amén de que Retondaro entienda que se trató de una cuestión “azarosa” (“Fui más de 20 veces a África, entre Ghana, Nigeria, Camerún, Tanzania, Zimbabue, Namibia, Sudáfrica, y nunca pasó nada. Fue una picadura de mosquito, no hubo ningún descuido”, sentenció), es la propia Organización Mundial de la Salud la que asegura que, si bien no existe una vacuna contra el paludismo, hay medicamentos preventivos que deben tomarse antes, durante y después de viajar a una zona con riesgo de infección. Y es la Cancillería argentina la que califica como “imprescindible” el control médico posterior a viajar a Nigeria por posible infección de malaria.

Una aventura que se sabía improbable desde su gestación puede ahora terminar en tragedia. Viajar en tiempos de pandemia a un lugar inhóspito para vérselas contra el boxeador local, y con una fiscalización de dudosa reputación, no es el plan ideal para ningún boxeador del planeta. Y no lo fue para Montesino, que hoy afronta su combate más difícil y tiene en vilo al mundo del boxeo.

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