BOXEO INTERNACIONAL

Boxeo: ¿el deporte blanco?

La victoria de Tyson Fury confirma el predominio de la raza blanca por sobre la negra que reinó en el último medio siglo largo en la máxima categoría. ¿Ahora qué corresponde que suceda reglamentariamente? ¿Y por qué no se cumplirá?

Por GUSTAVO NIGRELLI (especial para A LA VERA DEL RING)
Las actuales tendencias se contraponen a las del último medio siglo del boxeo mundial. El universo de los pesos pesados últimamente está dominando por la raza blanca, y no es sólo por la profesionalización de los “rusos” (ex soviéticos). Algo parecido sucede en el libra por libra.

¿Haberle ganado por KO 11 a Deontay Wilder, en lo que seguramente fue la mejor pelea del año –vaya a saberse si del siglo, o de la historia-, le alcanzará al británico Tyson Fury para ser considerado el mejor boxeador libra por libra del momento? Tal vez. Pero indudablemente, que haya sido en la máxima categoría y ante un encumbrado, suma.

Es que el Canelo Álvarez, y de ahí para abajo todos los que disputan ese trono, no ganan con espectacularidad –en su mayoría-, ni ante rivales de gran fuste –salvo excepciones-. Y por costumbre, cuando aparece un pesado que resalta, generalmente aglutina interés extra.

Los últimos reyes del boxeo, sea el propio Canelo, Lomachenko, Mayweather, quizás Klitschko -mayoría de blancos-, ganaban sin sufrir, aburridamente, sin gloria, sin riesgos y poco drama, lo cual podría atribuirse a un exceso de superioridad respecto del resto. ¿Sumaba o restaba eso?

Fury en cambio se cae (y se levanta) y no parece invencible. Puede perder. No es un noqueador, pero pega; no es un boxeador de gran técnica, pero boxea; no es un atleta, pero rinde. No sobresale ni defecciona en nada, pero gana en el terreno que fuese. Sabe sufrir, es fuerte, se sobrepone. Pero tiene un par de contras: no es yanqui, y garparía más si fuera negro.

Claro, tuvo la suerte de tener como medida a un púgil como Wilder, de ataque feroz y defensa de papel. Fauces de tiburón y piernas de lombriz, que si pega, demuele, pero si le pegan se cae y las siente. Fury aguantó más el último sábado en el T-Mobile de Las Vegas, amén de haber boxeado mejor. ¿Pero qué pasaría ante un rival que aguante un poco más que Wilder, independientemente del corazón de éste para no rendirse? ¿Los habrá?

Hay otro campeón, por cierto: el ucraniano Olexsandr Usyk, poseedor de las restantes coronas AMB, OMB y FIB –Fury retuvo la pesado del CMB-, que además de estar invicto como el inglés, parece más sólido que Wilder. Por eso superó al anterior monarca, el también británico Anthony Joshua (de raza negra).

Pero Usyk proviene de los pesos cruceros, y a gatas llega a los 100 kilos, mientras que Fury orilla los 130 kg. ¿Hay comparación posible?
Sucede que tanto Fury como Usyk, además de blancos, son europeos. Y tanto llamar a la “Esperanza Blanca” por parte de La Meca, hoy, tras casi 70 años, es una realizad desbordante, después de que el último amo de los completos fue Rocky Marciano.

Se sucedieron los Patterson, Alí, Frazier, Foreman, Norton, Holmes, Tyson, Holyfield, etc, todos yanquis, hasta llegar al británico Lennox Lewis como último referente de color –con fugaces excepciones en medio-. A partir de allí, los hermanos Klitschko rompieron la hegemonía, y ahora que parecía que tanto Wilder como Joshua la retomarían, ambos cayeron en manos de dos blancos europeos. ¿Casualidad?

Debieran enfrentarse ahora, o cada quien defender su cetro ante el Nº 1, pero según se dice, hay una revancha firmada entre Joshua y Usyk, por lo que la unificación deberá esperar. Sin embargo, las revanchas directas desde hace bastante tiempo en el boxeo están prohibidas, salvo anormalidades o fallos polémicos, que no fue el caso. ¿Será más atractivo el duelo de razas para la TV yanqui, o será que los únicos blancos que interesan son los suyos?

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