BOXEO ARGENTINO

El boxeo y la ley del divorcio

Conflictos contractuales y de derechos televisivos entre empresas nacionales (TyC) e internacionales (ESPN), amenazan con quebrar el modelo boxístico actual, si es que se quiere conservar la proyección de figuras locales.

Por GUSTAVO NIGRELLI (especial para A LA VERA DEL RING)
La actuación del supermediano entrerriano Marcelo “El Terrible” Cóceres del sábado pasado en el T-Mobile de Las Vegas –preliminar a la super pelea entre de los pesados Tyson Fury y Deontay Wilder-, donde en extraordinaria actuación perdió por puntos en 10 vueltas ante el invicto noqueador yanqui Edgar Berlanga, reactivó un problema que ya existía, pero que en breve se dará con mucha más asiduidad en nuestro medio, atento al nuevo contexto internacional televisivo.

Para quienes no la vieron –había que tener el paquete de Star+ Disney-, Cóceres sorpresivamente, con el ojo derecho cerrado, derribó en el 9º al monstruo del momento, que tenía un invicto de 17-0-0, con 16 KO en el 1º round en fila.

Cóceres lo tiró mal y lo tuvo al borde del KO, pero la campana salvó al de origen boricua, que igual luego se impuso en las tres tarjetas, todas por 97-93.

Pero hete aquí que el entrerriano –manejado desde 2018 por Mario Margossián y antes por Osvaldo Rivero- hizo casi toda su carrera bajo promoción de TyC Sports, y ahora, en la grande, en una velada internacional, la emisora se quedó con las manos vacías, porque la plataforma que tenía los derechos los vedó, o eran caros –vaya a saberse- y para nuestro país se transmitieron las tres peleas más importantes mediante ESPN 2. El resto había que pagarlas aparte, entre ellas, la de Cóceres-Berlanga.

¿Es justo?
Nadie puede privar a un boxeador de semejante chance porque no están los derechos disponibles para la emisora que lo bancó, porque eso sería como quedar prisionero de ella. Y su promotor –en este caso Margossián- aunque demuestre “fidelidad” a TyC Sports y quiera rechazar la oferta contra la voluntad de su dirigido, tampoco puede quedar esclavo de algo que perjudica a un tercero y que atenta contra el derecho más elemental de cualquier persona: el progreso personal, que ya no tendría que ver con el negocio, si se trata por ejemplo de un título mundial.

Esto va a pasar a cada rato ahora, ya que se han unido muchas plataformas, como DAZN, ESPN, FOX, Disney, y están monopolizando el boxeo internacional de jerarquía, a tal punto que en breve se arancelarán muchas peleas como hicieron con la de Cóceres -o como se hace con el fútbol-, y abrirán unas pocas, mientras que para ver otras habrá que tener el paquete.

Pero tampoco es justo para una pantalla deportiva nacional hacer boxeo casero, e invertir en jóvenes figuras, para que cuando peguen el salto se vayan y no puedan tenerlas para coronar su inversión.

Ya sucedió en su momento con algunos púgiles. El caso más recordado es el de Jorge “Locomotora” Castro cuando peleó con Vassilly Jirov por ESPN, luego de que meses antes, a pedido del promotor Mario Arano -por entonces mánager del Roña–, TyC Soprts le organizara una eliminatoria mundialista en la FAB contra el yanqui Imamu Mayfield, para poder desafiar a Jirov por el crucero FIB –como sucedió-, con la promesa de que le cedería los derechos a TyC, cosa que no ocurrió porque nunca los tuvo, alegando haberse enterado recién en tierra yanqui.

Eso trajo aparejado un enojo –no reconocido- que aún perdura, y una ruptura de relaciones tampoco blanqueadas, pero reales, además de muchos otros problemas que mejor no recordar.

Ahora bien; si fuesen ésas las reglas a respetar, ¿les conviene a los boxeadores tener contrato con los promotores que trabajan con TyC, si no pueden aprovechar ofertas internacionales, o chances mundialistas si no las televisa la emisora?

Ésa es la cuestión. Firmar para pelear adentro implica la posibilidad de quedar preso y no poder hacerlo afuera si no se consiguen los derechos, y no firmar directamente implica no pelear siquiera adentro. ¿Entonces se irían todos a pelear afuera y se acaba el boxeo interno?

Es que de ser así, tarde o temprano la emisora se quedaría sin los boxeadores de elite y a largo plazo se acabaría el boxeo semanal casero televisado, salvo un milagro donde se pueda consensuar mejor el negocio económico/televisivo.

De lo contrario todo se encamina para la independencia total, sin contrato, y que las programaciones sean licitadas calendariamente al mejor postor, o al mejor oferente de propuesta boxística, sea quien sea quien las ofrezca, sin compromisos ni matrimonios.

Lo más popular

Arriba
Facebook
Twitter
YouTube
Instagram