A LA VERA DEL RECUERDO

Pedro Décima, el silencioso campeón mundial (a 30 años de su consagración)

POR FLOR DE KO.- Tuvo un silencioso paso por el boxeo. Fiel a su perfil bajo, a sus pocas palabras, a su sonrisa que no malgasta. Nació en Tucumán, en Villa Benjamín Aráoz, el 10 de marzo de 1964, pero se vino con su familia de niño al Gran Buenos Aires y está muy identificado con Del Viso, la localidad donde vivió gran parte de su vida.

Su padre quiso que fuera boxeador y lo llevó a entrenar a un gimnasio a Ingeniero Maschwitz. Tenía condiciones, aprendía y rápidamente se destacó en el amateurismo. Fue miembro de la delegación nacional de boxeo en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, aquellos que los países alineados con la Unión Soviética boicotearon, respondiendo a una acción similar que impulsó Estados Unidos contra la URSS en sus Juegos de cuatro años antes.

Luego desembarcó en el profesionalismo y fue el último proyecto pugilístico que tuteló Juan Carlos Lectoure desde el Luna Park. Lo entrenaba Oscar Rodríguez, hizo 18 peleas en Argentina y luego fue enviado por ´Tito´ a los Estados Unidos, monitoreado por Miguel Díaz en Las Vegas. Estuvo un año y medio radicado allí y en ese período realizó siete combates consecutivos, la mayoría en la ciudad del juego. Ganó seis y perdió uno con el duro Louie Espinosa. Regresó al país para hacer dos peleas: en la primera noqueó al santafesino Hugo Villarruel. Pero vale la pena recordar el pleito siguiente, que lo hizo como despedida del país antes de la chance mundialista.

Fue la noche del 18 de mayo de 1990, en Boulogne, en el Norte del Gran Buenos Aires, en una cartelera organizada por el promotor ítalo-argentino Antonio Mammarella. En el ring side estaba Lectoure, a quien le hicieron un homenaje, entregándole una plaqueta, fue de las últimas veces que ´Tito´ presenció una cartelera de boxeo, al menos en el país. Llamó la atención que estuviera, porque hacía casi tres años que había cerrado el Luna Park para la actividad boxística. Desde Mendoza habían traído al chileno Pedro Villegas, entrenado por el maestro Francisco ´Paco´ Bermúdez, quien estuvo en el rincón.

Todo parecía una fiesta servida para Décima, quien empezó con problemas antes del combate. Tenía un espeso bigote que podía lucir sobre un ring en los Estados Unidos, pero el reglamento argentino lo prohibía. Por eso debió recortárselo. Eso lo puso de mal humor antes de la campana inicial.
Ya en pelea, lejos estuvo de ser un trámite para Décima. Fue sorprendido por el boxeo agresivo de Villegas, quien lo tiró dos veces. El tucumano se levantó y recuperó su compostura pugilística. ¡Peleón! Los jurados terminaron dando un fallo discutible y mayoritario en favor de Décima, ante la mirada atenta de Lectoure, sentado a la vera del ring. Ganó pese al susto, y poco tiempo después partió otra vez a los Estados Unidos para alistarse de cara a la lucha por la corona mundial.

El mítico Forum de Inglewood, a las afuera de Los Ángeles, California, fue escenario de su consagración, el lunes 5 de noviembre de 1990. Enfrente estaba el campeón Paul Banke, quien había ganado el cinturón supergallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) siete meses antes y en el mismo estadio, venciendo nada menos que al gran púgil mexicano Daniel Zaragoza. Y lo había defendido cuatro meses después en Corea del Sur, frente al local Ki Joon Lee, ambas victorias logradas antes del límite.
En gran faena, Décima sorprendió a la afición local, venciéndolo por nocaut técnico en el cuarto round. En realidad tampoco eran muchos los que en el país esperaban una victoria. Pero tuvo una gran actuación, su boxeo ordenado y ofensivo puesto en escena, y una derecha que tiró tres veces en el cuarto round a Banke que, con su rostro maltrecho, soporto el final marcado por el arbitro James Jen Kin.

Lo recibieron en Argentina con una conferencia de prensa realizada en el Luna Park, en la última que encabezó Lectoure en el ´Galón del Bajo´ hablando de pugilismo. Décima fue un gran boxeador pero con perfil bajo y escasa promoción, quizá por eso sorprendió también a los medios periodísticos que no cubrían boxeo. Fue tan valorado su triunfo, que el Círculo de Periodistas Deportivos le entregó ese año el Olimpia de Oro, al mejor deportista argentino.

Claro que su condición de campeón duró poco. En la primera exposición de la corona ya tuvo que agarrar un fierro caliente. Debió viajar a Japón para enfrentar al local Kiyoshi Hatanaka, quien lo venció por nocaut técnico en el octavo round. Fue el 3 de febrero de 1991 en Nagoya, Japón.
Después de ese traspié, hizo siete peleas. Una en los Estados Unidos ante el invicto Rudy Zavala, quien lo venció. Y las seis restantes en Argentina, con cinco triunfos y una sin decisión. Se retiró el 23 de octubre de 1993, venciendo en Buenos Aires al brasileño Almir Fernandes de Oliveira. Así acumuló 31 triunfos, cuatro derrotas, una sin decisión, y 21 nocauts.

Décima compartió su amor al boxeo con el cariño hacia otro deporte: el golf. Sí, el golf. Ocurre que de niño fue caddie en el Golf Club de Ituzaingó, y de allí el afectó por un deporte que pareciera estar lejos del pugilismo.

´Pedrito´consiguió las metas que muchos deportistas se proponen cuando comienzan a competir. Ser campeón mundial de la disciplina que practican, ser premiado como el mejor deportista de su país, viajar por el mundo, ser reconocido por sus condiciones. Hizo todo eso, pero de manera fugaz, muy rápido, quizá sin tener tiempo para disfrutarlo.

Se cumplen 30 años de su consagración. El último campeón mundial que dio el Luna Park. Algo que nadie podrá quitarle, pese al paso del tiempo.

Click para comentar

Hacé tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lo más popular

Arriba
Facebook
Twitter
YouTube
Instagram